Era una sirena la que se encontraba cuidando el mar a media
noche. Gaia, como sus padres la nombraron era una chica dulce y tierna; ese día
se encontraba cantando con una voz muy baja porque sabía que si los pescadores
la escuchaban podía ser raptada, momentos después sintió como se le había atorado
su cola con una red de pesca, grito y grito, pero al parecer nadie la escuchaba.
Conforme el bote que la llevaba iba avanzando a Gaia se le iba terminando el
aire.
Al llegar a la orilla del mar mientras los pescadores se distraían, un joven vio lo que llevaban y con mucho cuidado tomó su bote para regresar a Gaia al fondo del océano, Gaia no esperaba eso, pues ella se había dado por vencida. Al llegar al fondo del océano, el joven muy asustado tomó una navaja y corto la red para que la hermosa sirena pudiera saltar al océano, ella solamente le sonrió y le dijo que jamás olvidaría que un joven tan apuesto le había salvado la vida, él muy asustado regreso a la orilla del mar.
Meses después al joven que salvo a la sirena le tocó guardia
en el océano, realmente él no quería pues eran días con tormentas muy fuertes.
A media noche con un horrible clima, Gaia, mientras cuidaba el océano, se dio cuenta
que el joven que podía morir ese día era el mismo que había salvado su vida,
fue así que decidió cuidarlo y regresarlo con bien a la orilla del mar pues
ella había quedado muy agradecida de tan valioso favor que él había hecho por
ella. Él muy asustado no dijo nada, pues en su pueblo se decía que las sirenas comían
personas.
ResponderEliminar¡Hola Frida! Mi comentario: Bien recreada la fábula. La moraleja es precisa. La próxima vez utiliza una letra más grande. Hay una que otra palabra sin acentuar. y precisar la puntuación en algunas oraciones, No hay pies de foto informativos. Gracias por compartir tu bestia en esta aventura. Saludos cordiales.